retomamos esta sección de nuestro blog que tiene como objetivo compartir textos históricos sobre los títeres recopilados de un interesante periódico sobre títeres del investigador cubano Fredy Artiles.
El Bunraku de Japón
El Japón es una mezcla de modernidad y tradición. En el teatro, las corrientes contemporáneas corren paralelas a tres expresiones tradicionales de gran fueza: el Kabuki, el Noh y el Bunraku, las dos primeras representadas por actores y la última por títeres, pero todas ligadas en cierta forma por aspectos formales y convencionales(...)
Los Orígenes del Bunraku
Ya en el siglo XVII se había afianzado en el Japón el ningyo-yoruri, forma teatral surgida unos dos siglos antes que mezclaba la música, la narración y los títeres. en 1684, el cantor Gidayu Takemoto fundó en la ciudad de Osaka un teatro de muñecos, el Takemoto-za. A este artista se unió un gran escritor de la época, el dramaturgo Monzaemon Chikamatsu, de quien hablaremos mas adelante, y esta unió sentó las bases de los que sería mas adelante una inimitable forma teatral.
En 1789 el titiritero Bunraku.-ken Uemura fundó en Osaka una escuela de joruri, que hacia 1805 había devenido grupo profesional de titiriteros. Un descendiente de este Bunraku fundó un teatro en 1842, y treinta años mas adelante, en 1872, apareció el primer teatro llamado oficialmente Bunraku-za. Desde entonces el ningyo-joruri y el Bunraku son sinónimos. si bien Karagoz y luego Gignol dieron nombres a sendos estilos teatrales, esta es la primera vez que lo hace una institución teatral y, por extensión, el nombre de una persona.
La Representación del Bunraku
El escenario del Bunraku es alargado y tiene un parapeto que oculta a los titiriteros hasta la altura de las rodillas o la cintura. A la derecha de este escenario hay una plataforma donde se instalan los músicos y el cantor o recitador de joruri. Los muñecos alcanzan cerca de un metro de altura y su diseño reproduce, con cierta estilización, los rasgos humanos. Son figuras completas con cabeza, tronco y extremidades. El cuerpo está cubierto con ricos vestidos y la cabeza tallada en madera incluye mecanismos interiores que le permiten mover la boca, las cejas y los ojos. También suelen ser móviles las falanges de los dedos de la mano.
El movimiento de las figuras que representan los personajes principales requiere de tres operadores. El manipulador principal viste un kimono negro o blanco y por lo general aparece con el rostro descubierto. Con la mano izquierda sostiene el cuerpo del muñeco y mueve la cabeza, las cejas, los ojos y la boca. Con la derecha acciona el brazo derecho y en ocasiones introduce su mano entre las anchas mangas del vestido para empuñar diversos objetos como espadas, copas o abanicos.
El segundo manipulador mueve el brazo izquierdo y el tercero los pies y los vestidos. Tanto el segundo como el tercer manipulador están cubiertos siempre por un kimono, una capucha y un velo negros. Se colocan, además, a un nivel inferior al del manipulador principal, que para aumentar su estatura calza una especie de coturnos con suelas de casi un pie de alto. Los personaje secundarios son muñecos más limitados que no tiene partes móviles y son manipulados por un solo operador, que les sostiene el cuerpo y mueve el brazo derecho, mientras que el izquierdo y los pies oscilan por su propio peso.
Los titiriteros del Bunraku solo se ocupan de la manipulación; la parte sonora del espectáculo -texto hablado y música- es cosa del recitador de joruri y los tocadores de shamisen, que están situados en la plataforma lateral del escenario. El recitador de joruri tiene ante sí el texto de la obra completa y cumple una tarea de gran responsabilidad en el espectáculo, ya que describe el decorado y el vestuario, narra la acción, comenta las motivaciones de los caracteres, canta las partes musicales y lee el diálogo adaptando su voz al timbre y al estado anímico de cada personaje. El fondo musical es provisto por los músicos que tocan el shamisen, instrumento típico japonés semejante a una guitarra o a una mandolina, pero con el cuerpo aplanado y el brazo muy largo.
El Entrenamiento de los Titiriteros
Las figuras del Bunraku tienden a reproducir las acciones humanas, pero con una estilización semejante a los movimientos de la danza. Lo anterior, unido al hecho de que los muñecos no se corresponden con ninguna de las técnicas establecidas, hace del Bunraku una manifestación muy específica y singular que requiere un paciente y largo entrenamiento para su dominio.
Los aprendices comienzan por manipular las figuras secundarias y luego pasan a mover las piernas y el vestido de una principal. En todos los casos manipulan personajes masculinos o femeninos, pero no ambos. Adquieren el rango de titiriteros cuando son capaces de manejar la mano izquierda, pero aún entonces les queda un largo camino por recorrer, pues adquirir la categoría de manipulador principal requiere una experiencia de, por lo menos, diez años.
Monzaemon Chicamatsu (1653 - 1724) es al teatro japonés lo que William Shakespeare al inglés. Escribió unas cien obras, en su mayoría tragedias, que planteaban la contraposición entre el amor de la pareja y las reglas clasistas que imponía la sociedad feudal, conflicto que solo podía resolverse con el suicidio doble de los amantes. Chikamatsu solía escribir sus piezas para los actores del Kabuki, mas partir de su relación profesional con Gidayu Takemoto -que trajo como resultado el gran éxito en 1703 de su pieza Suicidio por Amor en Sonezaki, con el propio Takemoto como narrador- siguió escribiendo sus obras para los muñecos del joruri. (...) hoy día las piezas de Chikamatsu se llevan a escena indistintamente con los actores del Kabuki o con los muñecos del Bunraku.
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