POR: MARIO ROGER CAMARGO MARIN
(Cuadro de títeres inspirado en la obra “En la Diestra de Dios Padre” de Enrique Buenaventura)
Manuelucho: Soy Manuelucho Sepúlveda, ante todo pláceme saludarlos público querido y respetado. Con la baraja y echando el dado me gano la vida, soy pobre porque en estos menesteres el oro y la plata van y vienen como el agua. Aunque tenga una novia que me quiere y la quiero por su alambique destilero, mi corazón es enamoradizo como el de un mancebo desiochoañero, no me gusta aguantar necesidad ni que me despierten antes de la diez, me levanto de mal genio y me toca salir a distraerme.
Vengo a contarles una de mis aventuras, de cuando dios santísimo de concedió el poder de no dejar que el diablo me hiciera trampa en el juego. Entonces les pido que paren oreja y afinen el ojo a lo que les vengo a contar.
(Entran dos ancianos, uno es Jesús y otro san Pedro. Se ven como pordioseros)
Jesús: Pedro la idea de premiar uno de mis hijos está más difícil de lo que creí, no saben de caridad; ¿Será que ya no creen en nada?
Pedro: Ya se lo he dicho muchas veces manejando el libro de la portería del cielo se entera uno de cuanta porquería sucede en el mundo. ¡Lo robaran!
Jesús: (Interrumpiéndolo) A callar allí vienen uno. Joven buenas tardes tenga usted y todos los suyos, hemos sido desterrados de nuestro pueblo por ser dos viejos leprosos. ¿Quiere ver?
Manuelucho: No muchas gracias. Socórrelos perpetuo socorro que nunca les falte el chorro. Yo no soy nadie soy pobre pero les ofrezco unos tablados y unos costales para que se resguarden. ¿y esto qué es?
Jesús: Un coroteo, que dios se lo pague con creces buen joven (se van dejando la bolsa)
Manuelucho: (Revisa la bolsa y se sorprende al ver el contenido, duda en llevarse la bolsa hasta que llama a Jesús). ¡Señor, señor! No sea olvidadizo mi llagadito.
Jesús: Ahora si te ganaste el cielo Manuelucho
Manuelucho: ¿y como sabes mi nombre anciano?
Jesús: porque yo soy Jesús el Nazareno
Pedro: y yo San Pedro
Jesús: Ahora por ser honesto y lo más importante solidario, te concedo lo que tu pidas.
Manuelucho: pido que vuste me conceda cuatro deseítos que toy pensando.
Pedro: ventajosito si no.
Manuelucho: pero él dijo. No deje que lo desautorice su majestad.
Jesús: Haber, pide tus deseos.
Manuelucho: (mima cada deseo) en primer lugar le pido que el diablo nunca pueda hacerme trampa en el juego, (le da la espalda a Pedro) segundo, que la muerte no me llegue por la espalda; como tercero que yo tenga la facultad de dejar algo o alguien puesto en un lugar por el tiempo que yo quiera y al final, que pueda hacerme tan chirriquitico como una hormiga.
Pedro: cuidado señor, este es como atronado, no valla y sea que la cague.
Jesús: vamos a ver, por lo menos este fue el único amable (a Manuelucho) deberás ser responsable en el manejo de estas cosas raras que has pedido, si causares alguna alteración al orden establecido en el mundo, serás despojado de todo lo aquí puesto a tu disposición.
Manuelucho: pierda cuidado chuchito que de ahora en adelante prometo ir cambiando poco a poco. (sale Jesús)
Pedro: “ir cambiando” yo no me como ese cuentico tan viejo, te conozco bellaco, a mi no me engañas (sale)
Manuelucho: a jugar se dijo que ahora si vamos a hacer ochas y panochas (sale)
(entra el diablo, huele, busca)
Diablo: de seguro en la cantina me he encontrar la oportunidad de por lo menos un alma juzgar, aunque en los infiernos ya no quepa tanta maldad los milicos, narcos y políticos no son los únicos que tiene derecho a estar, ya es hora que un pobre desgraciado caiga para juzgarlo por pecado de bondad…y por pendejo.
(En la cantina, Cuncia sacude polvo y reniega de la ausencia de Manuelucho. El diablo llega de sorpresa, la observa entonces la alza para llevársela)
Cuncia: (grita) pero que es lo que ven mis ojos, la maldad echa títere.
Diablo: no me dirás ahora que me temes después que me invocas. Esta es el alma que necesito en la sala de alegatos, quejas y reclamos, con esta atención nadie querrá exigir algo. (la empuja) vámonos.
Cuncia: no un momento, cuidado con lo que hace, si me lleva la gente morirá de sed, no podré darles el néctar de la alegría que yo misma preparo.
Diablo: ¿“néctar de la alegría”? qué es eso.
Cuncia: se llama aguardiente, tenga y disfrute un ratico (Cuncia huye aprovechando que el diablo bebe)
(el Diablo observa el lugar, se fija en el aviso. Llega Manuelucho buscando un trago, el Diablo lo observa)
Diablo: este si fue (a Manuelucho) con que “Cantina el Olvido”, pues muy olvidados si están de cumplir con lo que manda la divina autoridad. Ahora si te llego la hora so sinvergüenza, yo mismo me encargaré de chuzarles el fundillo con fierro caliente para que aprendan a trabajar, trabajar y trabajar.
Manuelucho: (como para él mismo) ¿a que otro diablo le he escuchado eso? (al diablo) no don cacho de vaca, yo si respeto la autoridad así este usted colado acá, es que me parece sin lugar que me llamen tan de repente teniendo cristianos necesitados de caridad, por eso le propongo que con una partida de naipe definamos esta confusión. Si usted me gana a la primera mano, todos al infierno nos vamos, pero si yo le gano gasta chicha con marrano, nos deja en paz y una carta de absolución para toda la eternidad.
Diablo: no vine a discutir, mucho menos a jugar (saca la condena) vea que la condena la tengo lista y esta si es por toda la eternidad. Saliendo pues a no ser que bravo me quiera ver.
Manuelucho: no se ponga terco ni rogado escarlata, más bien escuche al pueblo que hoy asiste al teatro (anima al público)
Diablo: pues que hijuepuchas, una jugadita por dos almas y un minuto en toda la eternidad que mas dá. Reparta esas cartas de a como quiera y que sirvan trago hasta el hartazgo, al fin y al cabo diablo es diablo y la tentación su debilidad.
Manuelucho: vamos ahora a jugarnos lo que nos queda de verdad: la santa madre iglesia y el alma de buenos cristianos.
Diablo: no se ponga Manuelucho muy trascendental que de buenas intenciones está lleno el purgatorio porque se comprobó que detrás de la cruz la daga avanza.
Manuelucho: este no es el caso (sale por la baraja)
Diablo: (al público) público, a este atembao le doy tres vueltas y lo hago quedar como un zapato: le gano trampeando, lo robo y me lo llevo a arder a los infiernos.
(entra Manuelucho, reparten la baraja y ven su juego)
Manuelucho: no mire de a mucho para acá que de pronto se vuelve bilocho.
Diablo: si eres Manuelucho jugador de respeto sabes que jugar sin brindar es como mirar y no tocar (pide licor a Cuncia, ella reparte)
Manuelucho: de cuando acá el viruñas con formalidades, usted lo que quiere es envolverme-
Diablo: déjate de desconfianzas Manuelucho yo solo quiero que juegues con comodidad la última de tus partidas ¡un brindis por Manuelucho Sepúlveda, el títere colombiano¡ (brinda varias veces por varios motivos)
Manuelucho: entre tanta motivadera para brindar se nos ha olvidado el asunto de máxima importancia: ¡haber don Sata destape su carta para ver cuál es la suerte que lo acompaña.
Diablo: a mí la suerte no me da la espalda, de seguro le gané, por eso le invito otro trago y la chamuscada celebrar (brindan) ¿aún no se siente como viendo doble?
Manuelucho: doble la cornamenta que le puso su mujer el día que se casaron.
Diablo: (al público) este montañero está más duro de emborrachar que universitario de la capital, si el truquito de la borrachera no le hizo mando la muerte para que vivito al infierno me lo lleve (a Manuelucho) destápate Manuelucho y si ganas no olvides que es una de todas las partida que tiene la vida.
(muestran cartas)
Manuelucho: aquí sonríe el mismísimo rey de las Españas.
Diablo: maldita suerte la mía, no me acompaña ni de noche ni de día, saqué un dos de vastos.
Manuelucho: de pronto nos topamos el día del juicio final, mestranto, a cumplir lo pactado-
(Diablo entrega carta a Manuelucho)
Diablo: tal vez porque “ese” te ayudo de ésta te salvás, pero la muerte de seguro en el fondo de la copa encontrarás. (Salen)
(En el cementerio, entra la muerte y saluda desde su mundo soberana)
Muerte: si a mí me piden que me presente esperando se van a quedar muchachitos, ¿acaso no vasta esta pinta? esta anorexia que me tiene jodida, y las niñas queriendo ser flacas yo si sé que es flaca y no tener fuerzas ni para lavar mis calzo… (el diablo la interrumpe)
Diablo: señora muerte por favor, que son esas palabrotas, no ve que hay niños y ancianos presenciando la función; mejor permítame que le cuente algo gravísimo que está pasando en la población.
Muerte: de que se trata viejo güe…
Diablo: hay un julgandillas que anda pregonando a los cuatro vientos que ni la muerte lo podrá derrotar porque tiene la protección de “él”, juega sin parar a la baraja ganándole a sus oponentes y las ganancias se las bebe. Es un tipo extravagante en verdad.
Muerte: jugador y solidario, eso está por verse, a que yo soy capaz de ponérselo esta noche en la quinta paila del infierno a chamuscar, no mas ponga el agua a calentar. Buenas tardes (sale)
Diablo: que le vaya bien, que el luto la acompañe.
(en la cantina)
Muerte: ¿quién de ustedes es el famosísimo Manuelucho Sepúlveda?
Muerte: ¿eres tú el tan nombrado títere colombiano Manuelucho Sepúlveda? Tiene cara de tramposo.
Manuelucho: primero un diablo y ahora uno disfrazado de calavera, ¿es que es día de las brujas o qué?
Muerte: este gran i… insolente, se nota que eres ese tal Manuelucho merecido tienes tu cupo en el purgatorio, con este fuego de purificación que Torquemada me regalo empezaremos tu tortura (intenta quemarlo y M. huye hasta que es arrinconado)
Manuelucho: no se ponga así, comprenda que no veía bien, pero ahora si me dispongo a escucharla.
Muerte: así me gusta joven, con respetico pues hasta los más grandes soberanos han caído ante mí. Ahora vengo a llevarte al infierno, condenado estás.
Manuelucho: pero el señor de los infiernos me dejo una carta de absolución por mis pecados.
Muerte: déjala ver (Manuelucho la busca y no la encuentra) ahora si te jodiste.
Manuelucho: (llorando) no tendré nada que hacer, la Cuncia me dejo sin el papel, caro me salió el aguardiente. Solo le pido que me deje cumplir mi última voluntad ¿me deja ir por mi testamento de pobre?
Muerte: no valla a intentar nada extraño, recuerde que está perdido Manuelucho cucho.
Manuelucho: nada me queda en la vida, ningún recurso, pero siéntese aquí, descanse que yo no me demoro. (la muerte se sienta)
Manuelucho: cayó redondita, usted de ahí no se podrá mover, por cascarrabias va a saber lo que es bueno (saca cachiporra y la apalea. Suceden las locuras de Manuelucho)
Muerte: señor diablo, acuda a mí (entra el diablo) ese Manuelucho es un brujo, no tiene escrúpulos, me dejo aquí pegada y se fue a hacer no se qué cosa con la novia (el diablo la ayuda a levantarse) Manuelucho no sabe lo que está haciendo, definitivamente los mortales no se saben manejar cuando tienen algún poder, por eso están jodidos. Imagínese el mundo sin muerte.
Diablo: sería un lugar maravilloso ¿no cree?
Muerte: como va usted a decir eso, no ve que usted y yo nos quedaríamos sin trabajo y lo que es peor: se acabarían los circos pues nadie pondría su vida en peligro, no habría emoción, no¡¡¡
Diablo: tiene razón, así de pronto sientan cabeza pues no lo han hecho estando el mundo como está. Vamos a plantearle el problema para que mire que hace con ese Manuelucho.
(Entra Jesús, llama a Manuelucho para quitarle los poderes, pero éste lo distrae, se convierte en hormiga y se vuela)
FIN
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