El siguiente es un texto que aborda una de las esferas del quehacer titiritero, aquì està para que lo conozcan, lo pongan en práctica, lo rechacen o lo comenten.
“el títere mantiene la permanencia de un lenguaje universal basado, fundamentalmente, en lo gestual y en la mímica. Como una línea continua, que nace en los orígenes del lenguaje humano.”
Rosita Escalada Salvó. Escuela-taller de Misiones, Puerto Rico .
En su cita, la maestra argentina pone ante nosotros la reflexión sobre una de las herramientas de las cuales los titiriteros nos podemos valer para animar nuestro teatrito; se trata del gesto, que además de ser herramienta es objetivo a lograr para ser claros con nosotros mismos y con el público, pero mas importante será el papel del gesto al dar vida a nuestros títeres.
Tanto en el teatro como en los títeres, el gesto es base del lenguaje escénico, sin embargo, comparten algunos elementos y se distancian en otros, en el siguiente texto encontrará apuntes que tienen la intención de hacer una pesquisa por las características del gesto del títere. También se tiene la intención de provocar la destrucción de estas ideas al ser confrontadas con la práctica de ustedes como titiriteros. Entonces es su tarea buscar que sirve para su teatrino y que tipo de expresión es propia de cada cual de estos hermanos dramáticos: el teatro y los títeres.
El gesto es ante todo una imagen, con las posibilidades o cualidades de ser polivalente, simbólica, icónica, pedagógica. El gesto teatral genéricamente está compuesto por las imágenes visuales, las imágenes acústicas y en movimiento; imágenes que involucran específicamente en el teatro de títeres la elaboración de escenografías mecánicas y muñecos, así como la animación, el ritmo del movimiento, de la música, el color y la iluminación; es decir todos los campos de la expresión plástica al servicio del teatro. También encontramos en el camino hacia el gesto la expresión ligüística y literaria, de gran expresión en el teatro que en ocasiones ha llegado a ser la base del gesto titeril, pero es un camino poco recomendado por los titiriteros mas experimentados: “La primera atención para un actor es la dejarse oír. Para un títere la primera e las atenciones para con el público es la de dejarse ver” .
Otro elemento que constituye el gesto del títere es el texto dramatúrgico que expresa para el titiritero y el actor, el tema, las acotaciones y lo más importante: nos da indicios sobre la forma de ser narrada la historia. Sin embargo, al parecer la dramaturgia titeril difiere en algunos elementos de la dramaturgia escrita para los escenarios. Jamás se ha visto en el teatrino una versión de una obra idéntica a la del teatro, a pesar de que algunas obras de teatro han sido inspiradas en los títeres.
Cualquier dramaturgia tiene como mínimo: personaje, situación, acción, historia y argumento. Al ser estos cinco elementos los componentes mínimos de cualquier dramaturgia son compartidos por el teatro y los títeres. Esto nos obliga a fijar ahora la atención en otros elementos para encontrar el motivo por el cual se afirma que las dramaturgias del teatro y los títeres no son semejantes.
En esta reflexión es clave preguntarse por el lenguaje de los títeres, ¿que forma entraña ese medio de expresión?, ¿es más efectivo el lenguaje verbal al gestual o al contrario? El semiótico Henrry Jurkowsky propone una “atomización” de los elementos del teatro de títeres con consecuencias semióticas”, mas importante que develar una teorización con conceptos unívocos es descubrir lo propio del mundo de los títeres, cuál es la intención que tenemos, que mundo queremos animar, lo demás vendrá con el trabajo y los encuentros con el público. Tal vez, de nuevo Delpeux nos de alguna idea al afirmar: “El espectáculo de títeres es una sucesión de gestos y de acciones. Pero es necesario encontrar el nexo, el hilo conductor que va de la acción de tal personaje a la acción de tal otro” .
En los títeres los autores deben ser supremamente cuidadosos con el exceso literario o descuidar los elementos de la acción por elementos verbales. Cabe señalar que en muchas ocasiones en el mundo del títere las dramaturgias no llegan a ser textos escritos, lo que indica que el texto no es el rey, como en el teatro; además este hecho ha llegado a repercutir en la desaparición de muchas obras para el teatro de títeres. Aquí ya tenemos una primera pista: si no es el texto lo determinante para el teatro de títeres, ¿qué es? Es la acción, por eso todo los teóricos están de acuerdo que el títere es un muñeco vivo, que vive gracias al movimiento que el imprime el titiritero. Entonces, es la acción del títere entendida como movimiento intencionado, con un fin, la base para buscar el gesto que queremos para nuestros títeres. La maestra argentina asentada en Puerto Rico nos dice: “serán los movimientos los que completarán la impresión y los que harán cambiar el carácter del muñeco en plena acción” .
Desde hace algunas décadas se popularizó el concepto de que el teatro de títeres es exclusivo para niños. Si aceptamos sin mayores miramientos esta afirmación, supondríamos entonces que la diferencia de las dos dramaturgias es que la titeril es para niños y la teatral para adultos, o niños en el caso de que el grupo o autor estén interesados en la experimentación. No estamos de acuerdo con este pensamiento por la siguiente razón: se está desconociendo la historia del títere otro panorama más relacionado con lo farcesco y lo religioso. Si aceptamos lo dicho, cercenamos un camino de exploración y enterramos otro camino ya recorrido.
En el gesto están presentes también un tiempo, el tempo-ritmo con el que narramos. La consecución de esa hiper imagen que es el gesto teatral, momentáneo, es un camino de doble vía. “tendréis que animar determinado espacio, determinado tiempo”… “los titiriteros tienen que resolver el problema de un determinado espacio, ocupar determinado tiempo con sus muñecos, en el transcurso de una acción dramática”
¿Será entonces la actuación, los decorados, la utilería, elementos que inevitablemente nos dispara hacia lo fantástico en el caso del teatro de títeres? Entre las diferencias más notables está el actor. Mientras uno es de carne y hueso y a ello está aferrado para siempre, en el otro el actor es de cualquier material pudiendo así encarnar cualquier forma y poseer cualidades infinitas, como los títeres que son quemados en escena. En los títeres el personaje es reflejo materializado de la imaginación. Pero nuestra intención es adentrarnos más allá, así que nos llegamos a preguntar si la diferencia más que en el actor está en la forma de actuar y cuales son sus consecuencias para el arte de la interpretación. ¿Y al preguntarnos por lo actoral nos estamos saliendo de los dramatúrgico?
Estos dos actores tienen gamas de movimiento muy diferentes. La voz puesta a los títeres ha tenido la tendencia a no ser, demasiado naturalista. Tal vez aquí encontremos una pista: el teatro ha llevado encima el peso del naturalismo y el peso del naturalismo que carga el cuerpo humano del actor. Las anteriores conjeturas tienen un sentido al comprobarse que la dramaturgia del títere tiene muy encuentra la forma de actuar del títere: “esperad a conocer lo que saben hacer los títeres”
Lograr el gesto en el teatro de títeres es bastante difícil y libre, tantos que existen y que tienen la posibilidad de existir, de ser creados. La manipulación debe ser muy precisa y limpia, lo que se logra con mucho ensayo. Se debe tener un manejo amplio y experimentado de la plástica, escenografía y utilería, tanto en el diseño como en la construcción. La construcción, diseño y concepción de los personajes debe manejarse a la perfección sin olvidar que los adelantos tecnológicos no son los que reemplazan una verdadera animación como ejercicio de dotar de vida un objeto. “Ciertos títeres, vulgares por su construcción, arden de vida una vez manipulados, mientras que otros, estupendos –mas muñecos que títeres- no pueden actuar y cansan tras su primera aparición” .
Otro elemento que puede ser una pista es el hecho de que el teatro de títeres ha estado muy ligado a lo fantástico, como decíamos, pero no es una categoría única del títere ya que el teatro no está impedido de abordarla. Tal vez la respuesta está en el mismo escenario, en la misma función. En esa tradición de los titiriteros del mundo, mantenida en el acto de hacer las cosas propias de los titiriteros: animar un teatrino en donde a pesar de su reducido tamaño cabe de todo.
Hasta aquí algunas cosas, pistas, ideas, por eso lo más importante es que el gesto es el punto de llegada desde el cual se emprenderá un nuevo camino en la experimentación y conocimiento profundo del gesto teatral en los títeres para lograr imágenes expresivas. El gesto es lo que permite que el muñeco –primer paso hacia el títere- llegue a ser sentido, expresivo, a ser sentido vivo, o sea a ser títere de verdad. Para llegar allí hay que estar por encima del puro movimiento del títere, sobre el ejercicio de manipulación y buscar la animación. Aquí el movimiento tiene una intención, un ritmo, unas consecuencias. Aquí se debe estar por encima del habla cotidiana, en la expresión poética –pero que no anula el elemento visual ni el acento regional-.
Finalmente, el títere como espejo del alma humana es una imagen proclive a ser manejada a nuestro antojo: podemos visionar utopías, mostrar el mal ejemplo sin recrear ese ambiente negativo –efecto de distanciamiento- o criticar el Estado de cosas de una manera amplia, etc. Se ha quedado sin mencionar que el títere también puede ser un espacio de goce estético para el adulto. No negamos el títere en el mundo infantil, pero no es el único que puede disfrutar de él, al igual que en otras latitudes del mundo y la historia.
Por: Mario Roger Camargo Marin